La aparición de las redes sociales o «social media» ha supuesto un cambio radical en la forma que tienen de relacionarse las marcas con sus usuarios / clientes. A nivel comercial, de las webs “tarjeta de visita” (web 1.0) hemos pasado a webs mucho mas interactivas y paticipativas, conectadas a redes sociales en las que los clientes y usuarios interactúan con nosotros y nos dan un «feedback» de nuestros productos o servicios en tiempo real (web 2.0). La gran ventaja es que permite a la marca (o individuo) reaccionar con celeridad, cosa que hasta hace poco no sucedía.
De hecho, incluso a nivel individual creamos nuestra propia marca (a través de Facebook o LinkedIn por ejemplo) y la “vendemos” a potenciales clientes o empleadores.
Dicho de otro modo, con menos esfuerzo –si este está bien dirigido y administrado- podemos llegar a muchas más personas o empresas que por el sistema tradicional, permitiéndonos así construirnos una reputación online con un mayor grado de difusión.
Las redes sociales como motor de cambio en la forma de relacionarnos a nivel laboral
No parece que sea una moda pasajera, si acaso evolucionará (si es que no está evolucionando ya) más aún. Cada vez es mayor la tendencia de las empresas a investigar la actividad de sus empleados y futuros empleados en las redes sociales. Es de suponer que esta tendencia cobre fuerza hasta convertirse en un uso corriente, máxime si consideramos que cada vez se tiende más al trabajo deslocalizado.
Contratando a una persona que trabaja desde su domicilio, a la que a lo mejor no hemos visto mas que una vez solo tenemos dos factores para juzgarla como empleada: su rendimiento laboral o resultados y su reputación online.
Por otra parte el acceso cada vez mayor a la red, e incluso un deseable abaratamiento de los costes de conexión en el futuro, así como el hecho de que los móviles, concretamente los smartphones, son cada vez más sofisticados y accesibles económicamente no hará sino potenciar esta tendencia.
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